Un día después de los incidentes de Barcelona, atribuidos a presuntos "grupos radicales" o "antisistema", una vez más comprobamos la presencia de policía secreta infiltrada en las movilizaciones, encapuchados como los "sospechosos" a los que persiguen. Una retórica gubernamental cada vez más autoritaria, en este caso, se articula a métodos de dudosa vigencia democrática.
Lo más decisivo: en menos de 24 horas, el gobierno catalán ya prevé la instauración de leyes contra lo que llaman la "kale borroka". Sólo la ceguera podría hacer suponer que esta inmediatez entre incidentes y criminalización de la protesta social es casual. ¿Han sido las mismas autoridades gubernamentales las que han infiltrado para reventar una huelga y luego poder instaurar un estado de excepción legitimado por la actuación marginal de estos grupos de identidad desconocida? ¿Qué tipo de legalidad respalda este tipo de prácticas policiales que incluyen hasta agresiones a manifestantes? Y si se observa el tercer video, la pregunta se hace insistente: ¿no será la policía quien produce incendios para justificar la creciente represión, con nuevas leyes que coartan la libertad de reunión y manifestación? El cuarto video así lo sugiere.
Un nuevo capítulo de la guerra sucia... y nuestra indignación en aumento...
A.B.
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