¿Hasta cuándo la primacía de un periodismo domesticado por sobre los periodistas críticos que se rebelan de sus servidumbres intelectuales? ¿Hasta cuándo la sumisión periodística a los poderes dominantes por sobre el compromiso ético y político con la investigación de la actualidad? ¿Hasta cuándo tendremos que soportar unos discursos de la información que desinforman, unos profesionales que, en nombre de la neutralidad, mienten sistemáticamente?
Contra el periodismo como ejercicio profesional de la desinformación, aquí una muestra de otras formas de concebir la práctica periodística, más allá de la opinión publicada. Para que no todo sea claudicación ante las estructuras existentes.
A.B.
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